El negocio de las colaboraciones

El negocio de las colaboraciones


A estas alturas, suponemos que ninguno de ustedes creerá que las colaboraciones que oímos a diario, tengan algo que ver con una amistad o afinidad musical entre quienes participan de ellas. Claro que la química entre dos artistas aporta siempre un punto extra al proyecto, pero la realidad es que en muchos casos, ni siquiera se conocen en persona.

Antes y ahora

Hubo una época, no tan lejana, en la que las colaboraciones eran una rareza que habitualmente marcaba un antes y un después en la carrera de los músicos participantes. Algunos de ustedes recordarán la de Shakira con Beyoncé en ‘Beatiful Liar’, la de Justin Bieber con Luis Fonsi en ‘Despacito’ o incluso la de Bad Bunny con Drake en ‘Mia’.

Sin embargo, la velocidad a la que se mueve el mercado hoy en día, ha hecho que la música que más suena en el mainstream, sea cada vez más pasajera. El requerimiento actual para productores compositores e intérpretes, es lograr que su tema tenga la mayor cantidad de reproducciones en el menor tiempo posible; algo que las colaboraciones suelen ayudar a alcanzar.

Hoy en día, estos acuerdos, aportan el grano de arena necesario, para que los motores de búsqueda de Google, o incluso los algoritmos de las plataformas de streaming, los den como resultado, haciendo crecer cada producción hasta llegar a números inimaginables.

¿Cuánto tú y cuánto yo?

En cuanto a los porcentajes de ganancia de cada uno, las variables son prácticamente ilimitadas y dependen del acuerdo entre los colaboradores o el contrato con sus disqueras. El monto que se lleva cada artista va en directa relación con su nivel de participación en la producción, dependiendo de si colaboran en la composición como autores, productores, intérpretes o ejecutantes.

En términos generales, cuando un artista invita a otro a colaborar, no requiere de un pago por adelantado, porque se entiende que la fórmula beneficiará a ambos músicos. Es decir, las ganancias o “regalías”, tienen que ver con el éxito del tema en sí y se ven recién cuando los sellos reparten los ingresos logrados por este. Los gastos de la grabación del tema y el video promocional suele cubrirlos quien pide la colaboración, a no ser que la iniciativa provenga del sello discográfico.

Supongamos entonces que Fulano escribe la música y Mengano la letra: un contrato básico le daría un 50% a cada uno, a no ser que uno de los artistas sea mucho más conocido que el otro, en cuyo caso, la ganancia del artista “desconocido”, estaría mayormente invertida en la enorme promoción que significará, grabar con un nombre de mayor peso que el suyo.

Si vendes, compro…

En algunas ocasiones, el escritor con mayor fuerza dentro del mercado, puede también realizar lo que se llama un buy-out, en donde efectúa la compra del porcentaje del segundo escritor, por una suma de dinero, que la otra parte suele aceptar, tan solo por la oportunidad de trabajar con un compositor de renombre.

Jóvenes y no tan jóvenes

En otros casos, las colaboraciones están ligadas a cruces generacionales, como una herramienta de reposicionamiento. En este tipo de acuerdos, alguien como Bizarrap, graba con Shakira, porque, entre otras razones, lo ubica codo a codo con un ícono de la música global, al tiempo que a Shakira la acerca generacionalmente a un público más joven, ayudando a mantener su nombre vigente a lo largo del tiempo.

Conclusión

Al menos en lo que hace al género urbano, daría la sensación de que ya han sido cubiertas todas las combinaciones de artistas posibles, pero aun así, la práctica continúa siendo tan común, que cuando un artista graba solo, hasta resulta un tanto extraño. 

Sea como sea, las colaboraciones han sido una de las herramientas fundamentales en el crecimiento de este género, donde en lugar de competir unos contra otros, optaron por apoyarse para lograr un bien en común; algo que otros géneros rezagados de la industria, deberían aprender a replicar.


Published December 28th 2023, 12:26:00 am